En el momento cuando algunos vieron claramente las demandas de la ley de Dios, y comenzaron a observar el sábado como día de reposo como ella lo requiere, encontraron una fuerte oposición. Acerca de esto y las razones que los impulsaron,
Elena G. de White explica: "Se hicieron numerosos y fervientes esfuerzos para conmover su fe. Nadie podía dejar de ver que si el santuario terrenal era una figura o modelo del celestial, la ley depositada en el arca en la tierra era exacto trasunto de la ley encerrada en el arca del cielo; y que aceptar la verdad relativa al santuario celestial implicaba el reconocimiento de las exigencias de la ley de Dios y la obligación de guardar el sábado del cuarto mandamiento. En esto estribaba el secreto de la oposición violenta y resuelta que se le hizo a la exposición armoniosa de las Escrituras que revelaban el servicio desempeñado por Cristo en el santuario celestial" (El Gran Conflicto, pág. 488).
No es de extrañarse que los que en años subsiguientes apostataron de la Iglesia Adventista, usaran la verdad del santuario como punto de ataque. Esto ocurrió con los pastores Snook y Brinkerhof, administradores de la Asociación de Iowa, que se apartaron de la iglesia a mediados de 1860 con D. M. Canright, pastor de influencia que dejó la Iglesia Adventista en 1887 para convertirse en su acerbo enemigo y crítico. No es extraño que las ideas panteístas surgidas a comienzos de este siglo, expuestas y defendidas, tanto por médicos como por pastores, atacaran directamente esta doctrina fundamental.
En relación con esto Elena G. de White escribió palabras de advertencia el 20 de noviembre de 1905:
"A los médicos misioneros y pastores que han estado bebiendo de los sofismas científicos y las fábulas engañosas contra los cuales habéis sido advertidos, os digo: Vuestras almas están en peligro. El mundo debe saber dónde estáis parados y dónde están parados los adventistas del séptimo día. Dios llama a todos los que han aceptado estos engaños destructores del alma a que no vacilen más entre dos opiniones.
Si el Señor es Dios, seguidle. "Satanás con todas sus huestes está en el campo de batalla. Los soldados de Cristo deben reunirse en torno del estandarte ensangrentado de Emmanuel. En el nombre del Señor, dejad el estandarte negro del príncipe de las tinieblas, y ubicaos junto al príncipe del cielo.
" 'El que tiene oídos para oír, oiga'.
Leed vuestras Biblias. Desde un terreno más elevado, bajo la instrucción que me ha sido dada por Dios, presento estas cosas delante de vosotros. Está cercano el momento cuando los poderes engañosos de los instrumentos satánicos se desarrollarán plenamente. De un lado está Cristo, a quien le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; del otro lado está Satanás, que ejerce constantemente su poder para seducir y engañar con poderosos sofismas de carácter espiritista, para alejar a Dios del lugar que debiera ocupar en las mentes de los hombres.
Leed vuestras Biblias. Desde un terreno más elevado, bajo la instrucción que me ha sido dada por Dios, presento estas cosas delante de vosotros. Está cercano el momento cuando los poderes engañosos de los instrumentos satánicos se desarrollarán plenamente. De un lado está Cristo, a quien le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; del otro lado está Satanás, que ejerce constantemente su poder para seducir y engañar con poderosos sofismas de carácter espiritista, para alejar a Dios del lugar que debiera ocupar en las mentes de los hombres.
"Satanás se esfuerza constantemente por crear suposiciones fantásticas acerca del santuario, y degrada las maravillosas representaciones de Dios y el ministerio de Cristo para nuestra salvación en algo que satisfaga la mente carnal. Elimina su poder rector de los corazones de los creyentes, y pone en su lugar teorías fantásticas inventadas para invalidar las verdades de la expiación, y destruir nuestra confianza en las doctrinas que hemos considerado sagradas desde que se dio el mensaje del tercer ángel por primera vez. De ese modo extirpa la fe en el mismo mensaje que ha hecho de nosotros un pueblo diferente y que le ha dado significado y poder a nuestra obra" (Special Testimonies, Serie B, Nº 7, págs. 16, 17).
Mientras se desarrollaba la crisis panteísta, Elena G. de White, que asistía a una sesión del Congreso de la Asociación General de 1905, pronunció palabras que son significativas para nosotros todavía hoy: "En lo futuro se levantarán engaños de toda clase, y necesitamos terreno sólido para nuestros pies. Necesitamos columnas sólidas para la edificación. Ni un alfiler ha de ser quitado de lo que el Señor ha establecido. El enemigo introducirá falsas teorías, tales como la doctrina de que no hay santuario. Este es uno de los puntos que inducirán a algunos a apartarse de la fe.
¿Dónde podremos encontrar seguridad sino en las verdades que el Señor nos ha estado dando en los últimos cincuenta años?" (Counsels to Writers and Editors, pág. 53).
Elena G. de White declaró que las ideas panteístas tan fervientemente defendidas por algunos, "eliminarían a Dios" (Special Testimonies, Serie B, Nº 7, pág. 16), e invalidarían la verdad del santuario.
Aproximadamente por ese mismo tiempo, uno de nuestros pastores, a quien identificaremos como "pastor G", sostuvo la idea de que cuando Cristo regresó al cielo después de su ministerio en la tierra, fue a la presencia de Dios, y donde Dios está debe ser un lugar santísimo; por lo tanto, el 22 de octubre de 1844 no se produjo su entrada en el lugar santísimo del santuario celestial como creíamos y enseñábamos.
Estos dos conceptos, ambos contrarios a la doctrina del santuario que sosteníamos, indujeron a Elena G. de White a referirse varias veces a la solidez y la integridad de este punto de fe.
En 1904 escribió: "Ellos [los hijos de Dios] no deben inducir a nadie a dudar de la personalidad distinta de Dios, o en cuanto al santuario y su servicio por medio de sus palabras o sus hechos. "Todos necesitamos tener en mente el tema del santuario. Dios prohibe que la charla que procede de labios humanos cercene la creencia de nuestros hermanos en la verdad de que hay un santuario en el cielo, y que un modelo de ese santuario se construyó una vez en esta tierra. El Señor desea que su pueblo se familiarice con ese modelo, teniendo en mente el santuario celestial donde Dios es todo y está en todo. Debemos mantener nuestras mentes vigorizadas por la oración y el estudio de la Palabra de Dios, de modo que podamos captar estas verdades" (Carta 233, 1904).
(Cristo En Su Santuario Por Elena G. De White)
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