No te maravilles de que te dije:
Os es necesario nacer de nuevo. (Juan 3: 7)
Os es necesario nacer de nuevo. (Juan 3: 7)
La gran verdad de la conversión del corazón por el
Espíritu Santo es presentada en las palabras de Cristo a Nicodemo: "De
cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo [o de lo alto], no puede
ver el reino de Dios... Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es
nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3: 3-6) (Review and Herald, 7 de
julio, 1904).
Es por la renovación del corazón como la gracia de
Dios obra para transformar la vida.
Ningún cambio externo es suficiente para ponernos en armonía con Dios. Hay muchos que tratan de reformarse corrigiendo este mal hábito o aquel mal hábito y esperan hacerse cristianos en esa forma, pero están comenzando en el lugar equivocado. Nuestra primera obra debemos realizarla dentro del corazón...
Ningún cambio externo es suficiente para ponernos en armonía con Dios. Hay muchos que tratan de reformarse corrigiendo este mal hábito o aquel mal hábito y esperan hacerse cristianos en esa forma, pero están comenzando en el lugar equivocado. Nuestra primera obra debemos realizarla dentro del corazón...
La levadura de la verdad obra secreta, silenciosa y
continuamente para transformar el alma.
Las inclinaciones naturales son suavizadas y subyugadas. Son implantados nuevos pensamientos, nuevos sentimientos y nuevos motivos. Se establece una nueva norma de carácter: la vida de Cristo. La mente se cambia; las facultades se despiertan para actuar en nuevas líneas. El hombre no es dotado con nuevas facultades sino que las facultades son santificadas. La conciencia se despierta.
Las inclinaciones naturales son suavizadas y subyugadas. Son implantados nuevos pensamientos, nuevos sentimientos y nuevos motivos. Se establece una nueva norma de carácter: la vida de Cristo. La mente se cambia; las facultades se despiertan para actuar en nuevas líneas. El hombre no es dotado con nuevas facultades sino que las facultades son santificadas. La conciencia se despierta.
Las Escrituras son el gran instrumento en esta
transformación del carácter. Cristo oró.
"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad" (Juan 17: 17). Si
es estudiada y obedecida, la Palabra de Dios actúa en el corazón subyugando
todo atributo no santificado. El
Espíritu Santo acude para convencer de pecado, y la fe que surge en el corazón
obra por el amor a Cristo conformándonos, cuerpo, alma y espíritu, a su
voluntad.
Un hombre ve su peligro. Comprende que necesita un
cambio de carácter, un cambio de corazón. Es conmovido; sus temores despiertan.
El Espíritu de Dios está obrando en él, y él trabaja por sí mismo con temor y
temblor... para llevar a cabo el cambio que su vida necesita. . . Confiesa sus
pecados a Dios, y si ha perjudicado a alguien, confiesa el daño a aquel que ha
perjudicado. . . Procede en armonía con la obra del Espíritu y su conversión es
genuina (Ibíd.). 22