Así que, arrepentíos
y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la
presencia del Señor tiempos de refrigerio.( Hech. 3: 19)
A fin de ser salvados
debemos conocer por experiencia el significado de la verdadera conversión. Es un error pavoroso que hombres y mujeres
prosigan día tras día profesando ser cristianos sin tener derecho a ese
nombre. A la vista de Dios, la profesión
no es nada, la posición no es nada. El
pregunta: ¿Está la vida en armonía con mis preceptos? Hay muchos que suponen que están convertidos,
pero no pueden soportar la prueba de carácter presentada en la Palabra de Dios.
. .
La conversión es un
cambio de corazón, un apartarse de la injusticia a la justicia. Confiando en los méritos de Cristo,
ejerciendo verdadera fe en él, el pecador arrepentido recibe perdón de su
pecado. Al dejar de hacer mal y al aprender a hacer bien crece en la gracia y
el conocimiento de Dios. Comprende que
para seguir a Jesús debe separarse del mundo y, después de haber estimado el
costo, lo considera todo pérdida si tan sólo puede ganar a Cristo. Se alista en el ejército de Cristo y valiente
y gozosamente entra en la contienda y lucha contra las inclinaciones naturales
y los deseos egoístas y coloca la voluntad en sujeción a la voluntad de
Cristo. Diariamente busca al Señor en
procura de gracia, y es fortalecido y ayudado. El yo una vez reinaba en su corazón y los placeres mundanos eran su
delicia. Ahora el yo está destronado y
Dios reina supremo. Su vida revela el
fruto de la justicia. Ahora odia los
pecados que antes amaba. Avanza con
firmeza y resolución por la senda de la santidad.
Esta es la conversión genuina. ..
Esta es la conversión genuina. ..
No nos olvidemos que
en su conversión y santificación, el hombre debe cooperar con Dios. "Ocupaos en vuestra salvación con temor
y temblor", declara la Palabra, "porque Dios es el que en vosotros
produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Fil. 2: 12
,13).
El hombre no puede transformarse a sí mismo por el ejercicio de su voluntad. No tiene poder por el cual pueda efectuarse ese cambio. La energía renovadora debe venir de Dios. El cambio puede ser hecho sólo por el Espíritu Santo. El que ha de ser salvado, encumbrado o humilde, rico o pobre, debe someterse a la acción de ese poder.
(Review and Herald, 7 de julio, 1904). 21
El hombre no puede transformarse a sí mismo por el ejercicio de su voluntad. No tiene poder por el cual pueda efectuarse ese cambio. La energía renovadora debe venir de Dios. El cambio puede ser hecho sólo por el Espíritu Santo. El que ha de ser salvado, encumbrado o humilde, rico o pobre, debe someterse a la acción de ese poder.
(Review and Herald, 7 de julio, 1904). 21
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